ELEMENTOS A MODIFICAR PARA SUPERAR LA GRIETA I: LOS INTERESES

En esta nota nos dedicaremos a un aspecto sin cuya importante modificación es muy improbable que la grieta se resuelva: los intereses.

Los intereses son las condiciones materiales y psicosociales que le convienen a un sector social determinado para mantener o mejorar su posición en la sociedad. La interacción entre los distintos intereses de los sectores sociales – alineados o enfrentados – es la forma concreta como se desarrolla la dinámica de un conjunto social. Ellos son los que generan ya sea una fuerte resistencia a cualquier modificación de la sociedad, ya sea un intenso impulso para transformarla. De manera que identificar los intereses o conveniencias sectoriales que operan en el país y su conexión con los elementos centrales de la grieta, es clave si la queremos superar real y definitivamente. Porque aunque todos quisiéramos adoptar una identidad realista, un sistema de autoridad benéfico y un nuestro unido (1) los intereses pueden dar fácilmente por tierra con esas intenciones, si es que tales cambios los afectan negativamente.

Si bien en cualquier sociedad hay una enorme cantidad de intereses, para analizar los que más pesan en el país, vamos a caracterizar los cuatro sectores sociales en que quedó dividida la sociedad argentina luego del proceso de Reorganización Nacional (2) e identificar en cada uno los intereses económicos, sociales y culturales más relevantes que tienen.

Existe en primer lugar un significativo sector sumergido que sobrevive penosamente con una incertidumbre vital total y casi nulas posibilidades de salir de dicha situación, al que llamaremos Clase Baja. Constituye el 14% de la población – unos 6.000.000 de individuos – que absorbe apenas el 3% de los ingresos del país. Está compuesto por trabajadores absolutamente informalizados, estructuralmente desocupados o con trabajos exclusivamente temporarios y se encuentran excluidos de la mayor parte de las actividades del resto de la sociedad. Su interés central es no perder los pocos bienes o medios de que dispone y, de ser posible, sobrevivir en condiciones un poco mejores. En segundo lugar busca contar con formas de integración social que abran alguna posibilidad de mejora para sus descendientes o, en su defecto, disponer de mecanismos autodefensivos que lo protejan de empeorar. Su interés principal pasa por un fuerte crecimiento en la sociedad de actividades que requieran de su intervención y contar con mecanismos de protección que impidan un deterioro mayor.

Hay además un amplio sector de la población, heredera de los modos de vida y valores de la anterior clase media típica, que va manteniendo lo que posee o incrementándolo un poco si puede, pero que está muy sujeto a la incertidumbre económica y laboral, al que llamaremos Clase Media Empobrecida. Constituye el 62% de la población – unos 27.000.000 de personas – y absorbe el 34% de los ingresos. Está constituido por pequeños a medianos empresarios industriales, comerciales, de servicios o rurales, empleados y obreros de organizaciones privadas y públicas, formalizados o no, y trabajadores o emprendedores individuales independientes. Busca fundamentalmente asegurar el mantenimiento de su nivel de vida y de consumo así como lograr un crecimiento que garantice el estudio y progreso de sus hijos; lo intenta adquiriendo mayor certidumbre económica o laboral y/o aumentando sus ingresos por diversos medios. Tiene un fuerte interés por todo tipo de expresión cultural, desarrolla una intensa creatividad y cuestiona algunos de los criterios de prestigio socialmente establecidos. Su conveniencia principal es que haya un desarrollo general de la sociedad en todos los aspectos, dado que amplían sus horizontes económicos, laborales, sociales y culturales.

Otro sector apenas algo más numeroso que la Clase Baja y similar en algunos aspectos a la antigua clase media, pero con ingresos mucho más cuantiosos y horizontes de crecimiento económico más rápidos y altos que aquella, al cual llamaremos Clase Media Enriquecida. Constituye el 18% de la población – unos 8 millones de habitantes – y absorbe el 27% de los ingresos totales de la nación. Lo forman empresarios y propietarios grandes a medianos de distintas áreas, mandos medios de empresas grandes y profesionales independientes convertidos muchos de ellos en empresarios a partir de negocios derivados de su profesión. Los intereses de la Clase Media Enriquecida son lograr mayores y más seguros beneficios económicos en la actividad que desarrollan, protegiéndolos con inversiones sobre todo en las áreas financieras, rurales o inmobiliarias. Su interés social predominante es diferenciarse socialmente de la Clase Media Empobrecida y asemejarse a la Clase Alta, mediante la adquisición de los bienes materiales, culturales o psicosociales definidos por los criterios de prestigio establecidos por aquella.

Existe por último un sector pequeño de altísimos ingresos que llamaremos Clase Alta. Constituye entre el 5 y el 6% de la población – unos 2.000.000 de personas – y absorbe el 36% de los ingresos totales del país. Lo forman propietarios de grandes bancos, empresas rurales, comerciales, de servicios e industriales, nacionales y/o extranjeras, altas gerencias empresarias y profesionales de apoyo a las mismas. Sus intereses están vinculados fundamentalmente a una intermediación dependiente con los centros económicos mundiales dominantes, tanto en el flujo de capitales – toma de deuda externa y remisión de capitales al exterior – cuanto en la exportación de productos, básicamente primarios, y la importación; el mantenimiento y mejoramiento de su posición en la sociedad dependen materialmente de dicha intermediación. En un grado de conveniencia menor también contemplan el manejo financiero interno y algunas actividades industriales básicas. El interés social central de esta clase es definir los criterios a través de los cuales se obtiene prestigio social en cualquier orden de actividades, sean políticas, académicas, productivas, comerciales, artísticas o deportivas. Por último su interés cultural central es figurar como vocera local de las culturas dominantes mundiales.

De los intereses sectoriales descritos, los que presentan una mayor contradicción entre ellos son los de la Case Alta con los de la Clase Media Empobrecida. Los de la primera consisten en la intermediación dependiente con los centros mundiales y, en consecuencia, se subordinan a los intereses de aquellos para obtener sus propios beneficios. Los de la segunda giran en torno a actividades e intereses del interior de la propia sociedad y, en consecuencia, impulsan y se benefician de su desarrollo, crecimiento y consolidación porque dependen de ellas. Si bien la tradicional lucha entre el mercado interno y el externo expresa en alguna medida dicha contradicción, ésta es mucho más amplia y profunda. Abarca todos los aspectos de la sociedad y enraíza profundamente en el desenvolvimiento histórico del país.

No es casual que los intereses de la Clase Alta sean más compatibles con sostener una identidad falsa, ejercer una autoridad dañina y sentirse parte de un nosotros distinto y opuesto al mayoritario. Porque estos tres elementos tienen como referencia básica los centros mundiales dominantes, de los que dependen sus intereses. Tampoco es casual que los intereses de la Clase Media Empobrecida y de la Clase Baja sean más compatibles con una identidad real, reclamen una autoridad benéfica y demanden sentirse parte de un nosotros mayoritario; porque, de nuevo, esos tres elementos tienen como referencia básica lo que sucede al interior de la propia sociedad.

Como consecuencia, los intereses de la Clase Alta generan en sus miembros – y parcialmente también en los de la Clase Media Empobrecida – una mirada y un accionar “externalizados”. Lo que consiste en ver y operar en el país como si fueran miembros de los centros mundiales dominantes. Esta orientación resulta claramente incompatible y contradictoria con la de la Clase Media Empobrecida y de la Clase Baja, que originan y se sustentan en una mirada y un accionar “internalizados”, es decir que se ven y actúan como partes del país al que pertenecen.

Dicha contradicción y los intereses opuestos en que se sustentan, hacen que la grieta sea imposible de superar, si no se cambian dichas conveniencias y orientaciones sectoriales. Lo que significa, específicamente, que la grieta solo puede resolverse si los intereses centrales de la Clase Alta se modifican, para articularse de otra forma con los intereses de las restantes clases. Lo que no es imposible. Pero para que tal articulación se dé, resulta imprescindible que la orientación externalizada se subordine a la internalizada. Es decir, que el marco y centro de gravedad de la estructura de intereses de la sociedad pase por su crecimiento, desarrollo y consolidación interna, en tanto se aproveche lo que suceda en los centros mundiales dominantes para satisfacer las necesidades propias. Y no al revés, como tiende a suceder cuando predominan marcada y casi exclusivamente los intereses de la Clase Alta en nuestro país.

Lograr este cambio, sin embargo, implica entrar en un terreno que no se resuelve ideológica, sino fácticamente: el terreno del poder. De esto nos ocuparemos en la próxima nota.
(1) Ver notas «Elementos de la Grieta a Resolver I, II y III» en este blog
(2) Ver nota “El Proceso de Reorganización Nacional Modifica y Profundiza la Grieta II” del 24 de Agosto de 2016 en este blog