COMO DESARROLLAR ABYA YALA III

Los tres caminos planteados en la nota anterior para desarrollar fácticamente, es decir en los hechos, nuestra Tierra en Florecimiento americana (1), deben acompañarse con los dos caminos que describiremos en ésta.

El primero de ellos, o sea el cuarto camino, consiste en terminar de implantar, fortalecer y consolidar en las prácticas sociales cotidianas la convivencia pacífica y cooperativa entre las diversidades poblacionales, estableciéndola así como norma universal de interacción social. Decimos “terminar de implantar”, porque si bien la convivencia pacífica entre sectores poblacionales étnicamente diferentes predomina ampliamente en nuestro territorio, hay todavía ámbitos, actividades y regiones, donde la violencia sobre etnias nativas o de origen africano, domina las relaciones. Pero también afirmamos que hace falta terminar de implantarla, porque la desigualdad social y el consiguiente dominio, más o menos violento, de los sectores poderosos sobre los débiles, no solo es de gran magnitud en nuestro subcontinente – el más desigual del planeta – sino que ha crecido en los últimos años. Este camino implica asegurar la convivencia pacífica y cooperativa en todas las vinculaciones entre compartimentos sociales diferentes, sean estos étnicos, de clase, o de cualquier otro tipo. Al instaurarla como la única forma de interacción aceptable, fundada en el sentido de la comunidad como entidad superior a las partes y en el propósito de que todos ganen, estamos enfrentando abiertamente la norma del “gana-pierde” y el sentido exclusivamente auto centrado de las personas y las parcialidades sociales; comportamientos que nos han sido impuestos como los únicos reales y posibles, además de deseables por la civilización capitalista moderna. De manera que al fijar la práctica social generalizada de convivir pacífica y cooperativamente entre las personas y los sectores sociales, estamos impulsando una transformación civilizatoria de gran profundidad y magnitud, como veremos detalladamente en una nota posterior.

Las acciones para avanzar en este camino son múltiples y de diferentes tipos, tales como, a título de ejemplo, las que se señalan a continuación. Promover el conocimiento y la aceptación mutua de visiones e intereses distintos, a través de la implantación de intercambios sistemáticos de información entre las partes diferentes pero vinculadas de las sociedades. Reforzar la vivencia de un nosotros superior a las partes, mediante la realización de una inmensa y variada cantidad de actividades lúdicas, recreativas, educativas, exploratorias, productivas, etc. masivas, en las cuales experimentar los aspectos compartidos y comunes, constituya su eje organizador. Generalizar la práctica de negociaciones sociales continuas y constantes entre aquellos sectores con intereses antagónicos o divergentes, exigiendo arribar a soluciones aceptadas por ambas partes, como son, por ejemplo, los convenios colectivos de trabajo.

Por último el quinto camino estriba en el montaje de una estructura institucional única y propia de la Patria Grande, que incluya a todos los países del subcontinente. Dicha estructura institucional no debe fundarse solamente en el acuerdo entre los Estados, en tanto entidades públicas gobernantes. Tiene que incluir en su seno configuraciones asociativas formales de todos los ámbitos de la vida social, económica y cultural del conjunto de nuestras sociedades. Desde una asociación subcontinental de clubes de ajedrez, por poner un ejemplo muy específico, concreto y limitado, hasta una Confederación Regional del Trabajo que asocie todos los sindicatos de nuestra región, pasando por una agrupación interregional de cooperativas, una federación zonal de mutuales o de sociedades de fomento o una liga de escritores o artistas plásticos, y muchas formas de unidad institucionalizada más en cada ámbito de acción colectiva. Es decir, cuando nos referimos a una estructura institucional unificadora de la Patria Grande, aludimos a una configuración institucional sistémica que incluya la enorme diversidad de organizaciones sociales, culturales, políticas y económicas contenidas en las naciones de nuestra Tierra en Florecimiento americana, incluyendo como frutilla del postre a la unificación interestatal; pero de un postre compuesto por la vinculación asociativa de todos los ámbitos de acción social de nuestros pueblos.

El avance de manera convergente en cada uno de estos cinco caminos:

1- Establecer un sistema de comunicación, fluida, permanente y estructurada entre nuestros pueblos.

2- Generar formas institucionalizadas de ejecución de nuestro perfil multicultural.

3- Potenciar la capacidad creativa, innovadora y transformadora de la población.

4- Consolidar en las prácticas sociales la convivencia pacífica y cooperativa, como norma universal de interacción social.

5- Montar una estructura institucional que incluya a todos los Estados del subcontinente y las múltiples organizaciones de nuestros pueblos.

… nos posibilitará desarrollar fácticamente, o sea en la práctica, nuestra Tierra en Florecimiento americana o Abya Yala.

Lic. Carlos A. Wilkinson

(1) COMO DESARROLLAR ABYA YALA II

COMO DESARROLLAR ABYA YALA II

La búsqueda fáctica del desarrollo de nuestra “Tierra en Florecimiento” americana, seguramente no va a ser impulsada desde las élites tradicionales. Debido a que tanto por su mentalidad dependiente del pensamiento de los países centrales, cuanto por sus intereses subordinados a los de las naciones y empresas dominantes, están fuertemente inclinados a oponerse, más que a promover un desarrollo propio e independiente. Consecuentemente, está claro que aquellas personas, grupos y organizaciones populares que compartimos la necesidad de tal desenvolvimiento, somos quienes debemos impulsar el despliegue de Abya Yala, gestando acciones sociales, culturales, económicas y políticas orientadas a ese fin.

¿Cómo hacerlo? En el marco del paulatino avance en las condiciones culturales descriptas en la nota anterior (1) es preciso llevar adelante, en el plano fáctico, las acciones dirigidas a avanzar en cinco caminos convergentes; tres de los cuales trataremos en esta nota y los dos restantes en la siguiente.

El primer camino es el de establecer una comunicación, fluida y estructurada, entre las distintas personas, grupos y organizaciones populares de Abya Yala, que están dispuestos a tratar el tema de nuestra identidad. Actualmente contamos con medios para detectar, tomar contacto e intercambiar ideas, experiencias y sentimientos antes inexistentes, lo que facilita significativamente la posibilidad de conseguir dicha intercomunicación. La confección de listados de contactos, su más amplia difusión entre las conexiones que ya se tienen, la concreción de los contactos nuevos a través de comunicaciones e intercambios mutuos continuos y la paulatina gestación de estructuras organizadas de intercambios permanentes, son los primeros pasos que cada persona, grupo u organización popular puede empezar a dar en forma inmediata y autónoma. En una segunda instancia la puesta en contacto de estas estructuras de intercambios entre sí, formalizando redes institucionalizadas de comunicación, constituyen el segundo paso en este primer camino. Los contactos iniciales deben ser lo más amplios posibles y estar sólo destinados a saber quienes somos y que hacemos las distintas personas, grupos y organizaciones, destacando el hecho de ser parte del subcontinente, como punto de partida que fundamente y justifique el contacto. Recién después de haber obtenido cierta confianza y continuidad en la conexión, conviene ir compartiendo la conciencia de nuestra identidad sociocultural particular y debatir sobre ella. El propósito de este avance abierto y paulatino, es evitar la segmentación cerrada que tienden a generar los medios de contacto virtuales, al crear conexiones sólo entre quienes pensamos o sentimos exactamente igual. A la vez que, de esta forma, se enriquecerá la construcción conjunta de la conciencia de ser una entidad sociocultural distinta al resto del mundo, así como la identificación de sus características propias.

El segundo camino es el de definir claramente nuestro perfil sociocultural y generar formas institucionalizadas de ejecución, fundados en una integración creativa de la multiplicidad cultural que poseemos. Ciertamente, un perfil sociocultural es una realidad que se va constituyendo espontáneamente a lo largo del tiempo, lo que implica que no se lo puede inventar ni crear intencional y voluntariamente; de hecho, en nuestro caso, la mezcla de elementos culturales diversos se dio en la práctica hasta resultar en un perfil sociocultural propio y único. De manera que cuando planteamos contar con una definición clara del mismo, estamos hablando de lograr una exposición lo más profunda, precisa y coherente posible de la visión, los valores y las normas básicas que ya conforman nuestra cultura, muchos de los cuales lo son aunque de manera implícita, poco manifiesta y parcial. La difusión pública, lo más amplia posible, de todos los estudios, reflexiones, investigaciones, etc., sobre las características propias de nuestra identidad, así como el armado de encuentros regionales para tratar las maneras posibles de potenciar y profundizar dichas características, son algunos de los pasos indispensables para avanzar en este segundo camino. Asimismo, cuando hablamos de formas de ejecución socialmente establecidas de dicho perfil sociocultural, nos referimos a métodos prácticos que lo traduzcan en realidades concretas y cotidianas en todos los ámbitos de la vida común. Para lo cual resulta necesario extender la costumbre de, ante cada problema significativo a resolver, convocar a participar en la búsqueda de la solución no solo a las partes interesadas directamente, sino también a miembros de los distintos orígenes culturales que nos conforman. Las resoluciones positivas de ciertas actividades agrícolas, mineras o de explotaciones petroleras que han seguido este método en lugar de la imposición violenta – que se ha dado en muchísimos casos también – pueden servir como ejemplo y contra ejemplo de lo propuesto. La repetición del primer tipo de prácticas en diversos ámbitos de la vida colectiva, irá consolidando esa metodología de integración como una institución socialmente establecida, constituyéndose en otro paso esencial para avanzar en el segundo camino.

El tercer camino, por su parte, consiste en potenciar en toda la población la capacidad creativa, innovadora y transformadora propia de toda juventud, dado que somos un pueblo joven; el más joven del planeta. En una medida importante este camino se verá facilitado por las acciones realizadas al andar el camino anterior. Pero su avance requiere, además, otro tipo de acciones, tales como promover, rescatar, registrar formalmente, difundir y conectar inventos realizados en cualquier orden de la vida comunitaria; desde instrumentos mecánicos y sistemas tecnológicos, hasta formas de organización política y medidas económicas, pasando por obras de arte, ensayos, novelas, etc. Inventos que, naturalmente, expresarán las visiones, ideas, sensaciones, emociones y sentimientos que tenemos incorporadas, formando parte de nuestra propia y original cultura. También es importante incorporar al sistema educativo metodologías que impulsen y favorezcan la creación, a la vez que desarrollen la capacidad de cuestionar las afirmaciones planteadas como irrefutables, especialmente aquellas consideradas indiscutibles por provenir de la civilización “occidental”.

Lic. Carlos A. Wilkinson

(1) COMO DESARROLLAR ABYA YALA I