PODER MUNDIAL: DECLIVE Y AMENAZA I

Construir una Abya Yala fundada en sus características originales implica superar una serie de obstáculos, tanto internos como externos. En la nota anterior nos concentramos en describir el principal obstáculo interno, al que denominamos “el miedo a ser”(1). En ésta vamos a empezar a tratar el obstáculo externo más significativo a nuestro juicio: el poder que el bloque occidental ejerce sobre Abya Yala. Un poder que, al encontrarse en declive(2), adopta una posición más amenazante que la sostenida hasta la actualidad, en general, y respecto a nuestro subcontinente, en particular. Analicemos esto con una perspectiva más amplia y detallada.

El dominio europeo sobre el planeta comenzó hace aproximadamente quinientos años, cuando ese rincón atrasado y lejano de los centros mundiales importantes de aquel entonces, inició un doble y articulado proceso de conquista planetaria y desarrollo científico-tecnológico. Este doble proceso loconvirtió, primero en dueño del continente americano y de los océanos, luego en dominador de los imperios otomano, pérsico, mogol de la India y chino, llegando finalmente, hacia mediados del 1800, a controlar gran parte de la economía y del territorio planetario. La acumulación y el despliegue del poder mundial europeo, como era de esperar, generó grandes transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales a nivel global.

Sin embargo, contra lo que habitualmente se cree, la expansión europea comenzó sobre la base de una fuerte motivación político-religiosa, más que económica. De hecho España, por un lado, y Rusia, por el otro, se lanzaron sobre América y el Asia, respectivamente, en claros y contundentes intentos de ampliar sus imperios y expandir sus religiones – la católica romana en un caso y la cristiana ortodoxa en el otro – además, naturalmente, del pillaje de riquezas. Solo después de estas expansiones iniciales, la ambición de lograr beneficios capitalistas y el desarrollo científico-técnico, tomaron la posta del proceso expansionista europeo. Este cambio lo llevaron adelante, al principio, Holanda e Inglaterra, que impulsaron y sostuvieron el creciente protagonismo de sus empresas comerciales imperialistas, a las que se sumaron luego las de Francia, principalmente y las de Italia y Alemania, secundariamente. Posteriormente, después de su independencia, los Estados Unidos de América y sus empresas, se sumaron a este proceso de dominación mundial, que ya dejó de ser solo europeo para pasar a ser “occidental”.

El protagonismo empresarial capitalista en la conquista “occidental” del mundo, adquirió una potencia inusitada cuando se crearon las sociedades por acciones, que se constituyeron en el eje organizativo central del modelo económico en implementación. Ellas permitieron y promovieron que múltiples personas y entidades tomaran créditos e invirtieran grandes sumas de dinero, corriendo un riesgo mínimo, comparado con el corrido si lo hubieran hecho individualmente. La expansión del crédito, es decir la creación de dinero en función de la confianza en un resultado futuro y la creación de las sociedades por acciones, se potenciaron entre sí; de manera que gran parte de los créditos multimillonarios tomados, se convertían en inversiones de las sociedades por acciones y los resultados obtenidos promovían la toma de nuevos créditos más multimillonarios aún. Produjeron así una verdadera revolución económica al multiplicar al infinito las acciones productivas y comerciales mundiales, dándole a la economía un dinamismo y capacidad transformadora hasta entonces inexistente en la historia de la humanidad. Esta revolución económica fue acompañada de una profunda transformación ética, al establecer públicamente la codicia como una virtud, en contra de lo taxativamente establecido por todas las civilizaciones anteriores a la moderna.

De hecho, la civilización moderna, fijó como su convicción clave, la creencia en el crecimiento económico como bien supremo; bien que se obtiene por el impulso humano individual de aumentar sus beneficios privados. De ese modo se convirtió a los ricos empresarios en la gente más útil de la sociedad, porque son quienes impulsan las ruedas del crecimiento económico, lo cual, supuestamente, beneficia a todos. La oposición a la segunda parte de esta creencia, manteniendo sin embargo la primera, fue la línea de ruptura político ideológica de occidente. Ruptura que dio origen, en su momento, al mundo bipolar en que se enfrentaron E.E.U.U. y la U.R.S.S. con una Europa debilitada y partida en dos. Todos, sin embargo, considerando el crecimiento económico como el bien supremo.

Otro elemento convertido en un componente permanente de la civilización moderna, a partir de su implantación planetaria, fue el establecimiento del cuarteto Empresa-Mercado-Estado-Individuo, como el marco institucional elemental e incuestionable. Sólo a estos cuatro elementos institucionales se les da valor y se les adjudican los papeles básicos a cubrir en cualquier sociedad; papeles que no pueden ser cubiertos por ninguna otra institución que no sea alguna de esas cuatro. Su paulatina pero sistemática imposición, hizo, entre otras cosas, que la antigua familia extendida quedara reemplazada por la familia nuclear, cuando no directamente por el individuo aislado; así como que las comunidades – en tanto conjuntos humanos que compenetraban lo individual y lo colectivo de forma armoniosa – desaparecieran completamente de la vida social moderna.

Es de hacer notar, por último, que otra de las convicciones culturales que estableció la expansión europea sobre el resto del mundo, fue la falsa creencia de que “occidente” fue, es y será el centro dinámico indiscutido del orbe. El lugar ocupado por formaciones humanas de milenario peso y trascendencia histórica, como la egipcia, la persa-iraní, la india, la china, la mesoamericana, la andina, la indonesia y otras, quedó muy reducido, cuando no directamente eliminado. Y tal visión eurocéntrica u occidentocéntrica, se extendió hasta considerar nula o insignificante su potencial influencia sobre la estructuración del mundo presente y futuro. De allí las reacciones profundamente negativas y políticamente irresponsables, ante la insinuante aparición de un mundo multipolar, como veremos en próximas notas.

Lic. Carlos A. Wilkinson

(1) VER chevosquiensos.wordpress.com/2023/11/29/abya-yala-animarse-a-ser/

(2) VER chevosquiensos.wordpress.com/2020/04/20/la-agonia-civilizatoria-i/

y chevosquiensos.wordpress.com/2020/05/09/la-agonia-civilizatoria-ii/

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