Las Comunas porteñas son gobiernos locales de los barrios, diferentes al gobierno central de la Ciudad; de la misma forma que los gobiernos municipales de cualquier provincia, son diferentes al gobierno provincial. Sin embargo, ningún habitante de un Municipio desconoce que tiene un gobierno municipal, mientras que muchos porteños no tienen idea de que cuentan con un gobierno local llamado Comuna. Explicar este fenómeno es lo que intentaremos hacer en esta nota.
La Ciudad de Buenos Aires adquiere el carácter de autónoma, que la asimila, en muchos aspectos, a cualquier Provincia del país, con la Constitución Nacional de 1994. En el año 1996 se elige por primera vez Jefe de Gobierno y Constituyentes, quienes dictan la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ese mismo año. En el Título VI de dicha Constitución se establecen las Comunas como un cuarto Poder institucional, diferente a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Asimismo se dictamina que deben estar funcionando, a más tardar, en Octubre del año 2001.
A pesar de ese mandato constitucional, recién en julio del año 2011 se hicieron las primeras elecciones comunales; diez años después de lo estipulado. Semejante tardanza pone de manifiesto la resistencia que generaron y generan aún las Comunas.
De hecho, si un grupo de vecinos de distintos barrios de la ciudad no se hubieran decidido a luchar para que se sancione la Ley Orgánica de Comunas que las materialice, es muy probable que todavía estarían sin funcionar. Como sigue sin realizarse el Presupuesto Participativo, también establecido en la Constitución, pero que nunca se concretó, por no sancionarse la ley que reglamente la forma de ejecutarlo.
Sería largo y un tanto tedioso relatar las diversas alternativas de esa larga lucha vecinal para conseguir que las Comunas funcionen. Baste decir que comenzaron llamándose Red de Vecinos de Buenos Aires – la mayoría de ellos provenientes de las asambleas barriales iniciadas en el año 2001 – para, luego de algunos cambios, denominarse Vecinos del Encuentro y posteriormente, formar el Movimiento Comunero, que continúa todavía la lucha iniciada hace dieciocho años. Para tener una idea de la dificultad e intensidad de la misma, téngase en cuenta que se tardaron casi cinco años para conseguir que se sancione la ley – del 2001 al 2005 – casi seis – del 2005 al 2011 – para lograr que la ley sancionada se empiece a ejecutar a través de las primeras elecciones comunales y ocho años bregando para que se les otorguen las funciones y los recursos económicos propios con que deben contar.
¿Cuales son los motivos para que las Comunas sean tan larga e intensamente resistidas? ¿Qué factores pesan en gran parte de la dirigencia política de la ciudad, para que vean en las Comunas una institución amenazante?
Una primera razón es que las Comunas constituyen una descentralización del poder político institucional de la ciudad; es decir, implican transferir a los gobiernos barriales locales, la facultad de decidir y realizar una cantidad de obras y acciones públicas, hoy concentradas en el Poder Ejecutivo central de la ciudad. De manera que son percibidas como una pérdida de poder.
Pero existe una segunda razón, mas profunda y poderosa aún: las Comunas son gobiernos locales participativos en los cuales los ciudadanos disponen de un organismo público de participación popular – los Consejos Consultivos Comunales – para intervenir directamente en las decisiones sobre lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer en sus barrios y para controlar la gestión de las autoridades electas. Si la descentralización es percibida como una pérdida de poder, la participación ciudadana en las decisiones y el control de lo público, es vivida por muchos funcionarios como una amenaza realmente mortal. De ahí las profundas resistencias que genera la puesta en funcionamiento de las Comunas.
A pesar de estas percepciones y vivencias, la realidad política resulta ser todo lo contrario. La descentralización y la participación ciudadana aumentan sensiblemente el poder, tanto de los funcionarios electos que están dispuestos a trabajar junto con los ciudadanos, como de los mismos ciudadanos y de la comunidad en su conjunto. Además, la cercanía de un gobierno barrial y la necesidad de buscar consensos entre los vecinos y los funcionarios electos que implican las Comunas, significan una enorme oportunidad para que se tomen y se realicen las mejores políticas y obras públicas. Un análisis mas detallado de esta oportunidad que generan las Comunas, si funcionaran como lo establecen la Constitución y la Ley 1777, será tema de una próxima nota.