BLOQUES MUNDIALES Y CIVILIZACIÓN MODERNA

En las últimas notas hablamos de los caminos para desarrollar nuestra Tierra en Florecimiento Americana o Abya Yala, como un bloque de poder mundial. La importancia de los bloques de poder mundial no radica solamente en su influencia sobre las decisiones políticas internacionales, sino también por su impacto sobre la civilización misma. Veamos esto con más detalle.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, una civilización es el conjunto de costumbres, saberes y artes propio de una sociedad humana. Este conjunto, sin embargo, no es un acumulado incoherente de partes unidas por el solo hecho de coincidir en un tiempo y un espacio determinado. Todo lo contrario. Una civilización implica un alto grado de coherencia interna entre las instituciones y las formas de actuar, sentir y pensar de sus miembros en los distintos ámbitos de la vida colectiva. Coherencia que proviene del vínculo que cada parte tiene con el núcleo lógico significativo de dicha civilización; es decir, con las maneras esenciales de concebir, vivenciar y accionar en el mundo que posee.

El despliegue de las orientaciones centrales contenidas en el núcleo lógico significativo, es lo que produce el desarrollo de las civilizaciones en una dirección determinada, gestando instituciones y maneras de ser inexistentes en la sociedad o civilización anterior. Este desarrollo puede verse claramente, por ejemplo, en el desenvolvimiento de la civilización más cercana que tenemos: la civilización moderna. En efecto, los elementos centrales de su núcleo lógico significativo son la convicción sobre el “Progreso Indefinido” – incremento constante, lineal e ilimitado de bienes materiales y conocimientos – y la subordinación de la sociedad al crecimiento de la economía y de su capital. El despliegue de las orientaciones implícitas en ese núcleo, se tradujo en una cantidad de instituciones nuevas que constituyeron y materializaron el desarrollo de la civilización moderna. Desde la ciencia y la tecnología hasta el sistema financiero, tal como los conocemos actualmente, pasando por los bancos, las empresas productivas y comerciales, las escuelas, las universidades y las mega ciudades, por no mencionar sino las más destacadas.

Ahora bien, todos las sociedades del planeta se vieron sujetas a la expansión e implantación de esta civilización nacida en Europa y revitalizada en América del Norte. Sin embargo, el grado en que las diferentes sociedades mundiales absorbieron la civilización moderna, fue variado. De ahí que los grandes bloques mundiales de poder actuales, no solo tienen incorporadas las pautas de la civilización moderna en diferentes grados y maneras, sino que poseen una potencialidad distinta para generar elementos civilizatorios nuevos. Concretamente, el bloque conformado por EEUU de América, Canadá, la Unión Europea, Inglaterra, Australia y Nueva Zelandia, habitualmente llamado Bloque Occidental, gestó y está, en consecuencia, absolutamente identificado con la civilización moderna, de manera que no tiene ninguna posibilidad de generar elementos civilizatorios nuevos; aunque sí puede producir elementos que continúen y profundicen, aún más, las orientaciones centrales de la misma. Por su parte, el bloque formado por Rusia y los países de la Comunidad de Estados Independientes – ex repúblicas soviéticas de la URSS – si bien comparte los principios básicos de la civilización moderna, configuró algunas visiones y cursos de acción que no siguen estrictamente sus pautas, derivados de su antigua base cultural eslavo bizantina y reciente experiencia comunista. El bloque de la Asociación Sudasiática de Cooperación Regional, con centro en la India, tiene una sólida y profunda constitución cultural previa al surgimiento de la civilización moderna, por lo cual, más allá de haber incorporado significativamente elementos de ésta, contiene muchos componentes que le son ajenos y que pueden generar importantes aportes novedosos a futuro. Lo mismo, pero más marcadamente aún, sucede con la China, cuyos fuertes componentes culturales confusionista y taoista, así como sus originales y sólidas tradiciones políticas, productivas y comerciales, hacen que, de hecho, constituya una civilización con algunos de los principios de la moderna, pero divergente en otros tantos aspectos de la civilización ideada e impulsada por el bloque occidental. Con el bloque de la Asociación de Países del Sudeste Asiático y el bloque de la Unión Africana, si bien han incorporado bastantes elementos de la civilización moderna, no lo han hecho como un conjunto civilizatorio unido e integrado, debido a la sobrevivencia, peso y dispersión de los elementos ancestrales que contienen sus culturas comunitarias étnicas y tribales originarias; lo cual, a su vez, les otorga cierto potencial de aportes novedosos a futuro. Por último, el bloque de países indo-ibero-americanos o Abya Yala, es el que más elementos nuevos puede aportar e incluso el que tiene más posibilidades de generar una nueva civilización, como veremos en una nota posterior.

El diferente potencial para aportar elementos civilizatorios nuevos de los bloques mundiales de poder, resulta particularmente importante teniendo en cuenta la crisis civilizatoria actual y la posibilidad de su suplantación por una nueva civilización (1). Porque, en realidad, lo que se está jugando en la geopolítica actual del mundo, no es solo el cambio de un mundo unipolar a otro multipolar, sino también un cambio civilizatorio de magnitud.

Lic. Carlos A. Wilkinson

(1) LA AGONÍA CIVILIZATORIA I y II. Notas de Abril y Mayo del 2020 en https://chevosquiensos.wordpress.com