La desfachatez argentina

Foto Strassera

Que la Argentina haya juzgado y condenado a las Juntas Militares, algo nos dice sobre nosotros mismos.

La historia argentina está impregnada de acciones que muestran una clara desmesura entre quien las produce – un país pequeño, con poca población relativa y ubicado en el sur de Sudamérica – por un lado, y la imprevisibilidad, el impacto y la repercusión de su acción, por el otro. Como si en los pliegues más profundos de nuestra constitución anímica colectiva, existiera una irresistible tendencia a la desfachatez o una peculiar inclinación a la audacia de “ir a nuestro aire”.

El rechazo a las dos invasiones inglesas apenas iniciado el 1800, abrió el camino y empezó a poner de manifiesto esta peculiar característica nacional. No fue un hecho menor. Porque si bien la primera fue casi una aventura de un militar inglés que arribó a estas tierras con 1600 hombres, la segunda fue una verdadera invasión en toda la línea. Fueron 10.000 soldados perfectamente entrenados y pertrechados, los que mordieron el polvo de la derrota ante un minúsculo poblado decidido a enfrentarlo. El 11 de Septiembre de 1807 el The Times, de Londres decía en su artículo  titulado Evacuación de Sudamérica «El ataque sobre Buenos Aires ha fracasado …. Los detalles de este desastre, quizás el más grande que ha sufrido este país desde la guerra revolucionaria, fueron publicados ayer…Las columnas se encontraron con una resistencia decidida. En cada calle, desde cada casa, la oposición fue tan resuelta y gallarda como se han dado pocos casos en la historia”.

El cruce de los Andes y la liberación de Chile y Perú por parte de San Martín mientras Güemes y sus gauchos desbarataban y vencían siete ejércitos invasores conformados por tropas españolas vencedoras de Napoléon, fueron otros dos hechos claramente imprevisibles y hasta desmesurados. Ambas hazañas se estudian en las academias militares por su originalidad y eficacia.

Siguiendo con lo sucedido en el siglo XIX, la victoria diplomático militar de Rosas sobre el bloqueo anglo francés – las dos mayores potencias mundiales de la época – la puesta en funcionamiento en pocos años, de un sistema educativo altamente efectivo en todo el país y la vertiginosa integración de la pampa húmeda al circuito mundial de comercio, son otros tantos acontecimientos que llaman la atención, por la creatividad, originalidad y energía poco comunes, puestas en su concreción.

Recién comenzado el 1900, más precisamente en el año 1902, la oposición de Roca y especialmente de su canciller, Luis Drago, a la intervención armada de potencias europeas contra Venezuela para cobrarse una deuda impaga – en lo que se conoce como Doctrina Drago – fue el primer atisbo de la continuidad de esa característica argentina en el nuevo siglo. El retiro de la representación diplomática argentina de la Sociedad de las Naciones y la desaprobación de dicho organismo por parte de Yrigoyen, debido a que era “una organización internacional impuesta por los vencedores” de la primera guerra mundial, fue otro hito que confirmó la regla. Durante la misma presidencia la gestación y aplicación de la “Reforma Universitaria” y su extensión por toda América Latina, mantendrá la continuidad de esa costumbre nacional proclive a generar hechos imprevisibles de alto impacto. El posterior rechazo de Perón a ingresar al FMI por motivos similares a los planteados por Yrigoyen, aunque agregándole el calificativo de “mercantilismo anglosajón” al organismo, profundiza el hábito señalado. Tanto como el rápido montaje de un sistema de distribución de las riquezas de los mas equitativos del mundo, una industrialización notable que nos llevó a ser el cuarto país del mundo en producir aviones a reacción y el lanzamiento de una tercera posición ideológico política diferentes a todas las existentes, continuaron profundizando esta tendencia. La forma en que se planificó y ejecutó el terrorismo de estado, así como la increíble organización y lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, le dieron un cariz dramático, aunque no por eso menos confirmatorio, a esa particular inclinación nacional, que culminó en el único país del mundo, que juzgó a los militares genocidas. También el desembarco y recuperación transitoria de las Islas Malvinas, se encuadra en esta costumbre de tomar decisiones tan desmesuradas como imprevisibles.

Y apenas iniciado el Siglo XIX, como para no perder la costumbre, el “Que se vayan todos” del 2001, la aceleradísima “sojización” y “tecnologización” del campo argentino, la aplaudida declaración del default y la actual pelea contra los fondos buitre, son otros tantos hechos que consolidan la costumbre nacional mencionada, por no destacar sino los más visibles.

Todos estos sucesos dan cuenta de la presencia de tal rasgo nacional  a lo largo de nuestra historia, lo que convalida la percepción de que no es un elemento transitorio y superficial de nuestra configuración sociocultural. Todo lo contrario. No cabe duda que es una inclinación colectiva y constante de nuestra forma de ser y actuar, mezcla de audacia, desfachatez y carácter, con mucho de valentía y una pizca de inconciencia.

Más difícil resulta descubrir sus causas u orígenes. ¿Será la influencia de la tierra con sus inmensas y desmesuradas pampas? ¿Será la libertad y necesidad de arreglarse por si mismo que infundió en el alma colectiva la actividad de caza, cría y acarreo de ganado en que se formó la etnia gaucha? ¿Será la creatividad resultante de la mezcla originaria de indios y españoles y/o de la posterior entre criollos e inmigrantes? ¿Será el éxito de las primeras experiencias colectivas de originalidad, que se fueron ampliando y fortaleciendo luego con otras, hasta cristalizar en una manera de ser? O, lo más probable, ¿será una resultante de todos estos elementos y otros más que desconocemos?

Pero lo importante es saber si puede aprovecharse esta condición y cómo. Sería bueno que los dirigentes, pensadores, trabajadores, emprendedores y argentinos todos, nos pongamos a buscar la forma de aceptar, tomar conciencia de su significado y encontrar la forma de aprovechar para beneficio común, esta característica nacional.

El porqué de éste Blog…

Compartimos con ustedes una breve introducción, para ampliar en próximas entregas. Gracias por seguirnos.

«Hoy el tema de la identidad ha cobrado una gran importancia en las temáticas educativas, al igual que el de la inclusión social. Ambos están íntimamente vinculados. Sobre todo considerando que la identidad nacional supone la “inclusión” de todos los sectores de población que formaron y forman parte del país, así como de sus distintas y diversas manifestaciones culturales.».

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